A Marcelo Torres
Me enteré, por intermedio de amigos comunes, del fallecimiento de un viejo conocido mío, Marcelo Torres. Cuentan que hacía meses estaba sufriendo estoicamente la dolencia de una enfermedad incurable.
Marcelo, fue un perseverante armador político en la interna del Partido Justicialista y eterno candidato en listas partidarias perdedoras.
Hace una punta de años, a principios de los '80, empecé a tratarlo, en medio de uno de esos entreveros comiteriles, donde la ambición funciona a mil y la mentira es reina y señora de la vida.
Marcelo, quien gustaba mostrarse parco, hosco, enigmático, diría hasta muy antipático, era, digámoslo, una persona difícil de llevar para los demás, a lo mejor, porque sólo analizaba el comportamiento humano observable en las internas políticas, y ese escenario, a cualquiera que lo transite intensamente, lo convierte en un pesimista incurable.
Desde el principio, adhirió fervorosamente a la candidatura de Menem y estuvo entre los miembros fundadores de la línea interna, "Federalismo y Liberación" y luego, de la "Menem Conducción". Con esto quiero decir, que fue, creo que hasta el día de su muerte, un acérrimo menemista.
Con Menem llegado a la Presidencia de la Nación, a Marcelo, los que antes le daban vuelta la espalda para no saludar, lo empezaron a encontrar simpático, virtuoso y ¡gentil!, y nosotros, que antes "le dábamos bola", ahora lo dejamos de tratar porque no nos gustaba el gobierno del "Turco".
El episodio político que marcó la vida de Marcelo y es al que quiero referirme especialmente, ocurrió a poco de comenzar esta nueva época de bonanza para él.
La conducción partidaria del distrito, que provenía del "Cafierismo", para congraciarse con la "Casa Rosada", abrió sus listas electorales para incluir a los principales referentes menemistas de la localidad.
Fue la primera y única vez, que Marcelo, promediando el medio siglo de edad, alcanzó a integrar, en una buena ubicación, una lista ganadora.
Es así, que resultó electo por el voto popular, Consejero Escolar distrital, con un mandato de 4 años por delante. Lejos estaba en su pensar, imaginar que al ladito de ese momento del triunfo, se encontraba al acecho, el camino al ostracismo político que lo acompañó hasta el final.
A poco tiempo de jurar el nuevo cargo, lo convocan a una reunión ejecutiva de Consejeros y allí lo enteran, ¡Oh, sorpresa!, que debía firmar sin mas trámite ni debate, un acta de acuerdo para efectuar un pago millonario a los proveedores escolares.
El argumento "de peso" de sus colegas consejeros, era que "así funcionaba el sistema", y que ellos, al ocupar un cargo ad-honorem por el cual no percibían retribución económica oficial, tenían que encontrar la forma de recibir un resarcimiento pecuniario por su "trabajo cívico".
Marcelo, cabeza dura como era, se negó rotundamente a firmar nada, si primero no se hacía una rendición de cuentas, delante de un escribano. Por supuesto, se armó un lío de aquellos, que terminó a los gritos y a las trompadas.
Al día siguiente, Marcelo, solita su alma, despacio y sigilosamente, tal era su estilo, inició una prolija investigación de la red de corrupción y descubrió semanas después, con pruebas concluyentes, sobrefacturaciones, testaferros de funcionarios en empresas proveedoras, sobornos, etc., etc. cuya única víctima era la infancia pobre que concurría a las escuelas públicas. Con una voluminosa carpeta, asesorado por un letrado amigo, presentó en el Juzgado la denuncia penal.
El hecho provocó tal terremoto institucional en el Pago Chico, que sus principales dirigentes para ocultarse de la prensa, dormían de día y salían a la madrugada de sus casas. Rodaron algunas cabezas en el Consejo Escolar, y ¡aquí no pasó nada!. Ninguno fue preso, a ninguno le intervinieron sus bienes, a nadie se le dictó auto de procesamiento ó tan siquiera inhabilitación para ejercer cargos públicos en el futuro.
Al que no olvidaron y no perdonaron fue a Marcelo y se convirtió, otra vez, en un personaje maldito de la política y fue en ese momento, cuando se quedó sin amigos en el poder local, que nosotros, volvimos a tratarlo, reconociendo toda la grandeza que tuvo su decisión, ..... aunque nos hiciera doler la barriga su menemismo ...........
S.S.
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